Queremos acoger a los refugiados
Desde hace meses oleadas cada vez mayores de mujeres, hombres y niños se dejan la vida en las costas europeas. En nuestras fronteras, cerradas a cal y canto. Estas personas han escapado al terror, a la muerte. Reunieron las fuerzas que les quedaban, la esperanza, para seguir adelante con un niño o dos entre los brazos, para salvar su vida y la de los suyos.
La tragedia es simple, un día estamos tranquilos y al día siguiente estamos atrapados en la destrucción. El mundo tal y como funciona, depredador, cínico, perdido, ha absorbido en su devastación a aquellos que gritan ante nuestra puerta: “¡ayudadnos!”. Si no les ayudamos morirán, así de simple. Y no les estamos ayudando.
Los grandes movimientos “migratorios”, lo queramos o no, no van a parar, ya están ahí. Dejar a la gente morir mirando hacia otro lado no puede ser un proyecto político ni constituir una línea de gobierno. Acogerlos es construir otro proyecto para el país y para el mundo entero. Un proyecto donde la humanidad esté en el centro.
Vamos a decirlo claramente: queremos acoger a los refugiados. Es nuestro deber como seres humanos, como ciudadanos. Nuestras autoridades tienen el deber de canalizar este arrebato social de socorro. No podemos soportarlo más, ¿es que no pueden comprenderlo? Nuestras hermanas y hermanos reclaman nuestra ayuda y no podemos seguir soportando el silencio con el que se les responde.
Queremos acoger a los refugiados porque es lo normal. Porque no hay otra postura digna posible. Es una cuestión de absoluta urgencia.
Ahora tenemos que identificar todas las propiedades desiertas, zonas habitables abandonadas, asociaciones colaboradoras y todos aquellos que estén dispuestos a abrir sus puertas para ponernos manos a la obra. Hay muchos dispuestos pero corresponde a nuestros políticos unirlos para crear un proyecto coherente y eficaz.
No hacerlo sería alinearse con la indiferencia, o aún peor, hacer más fuertes a los que apuestan por el repliegue y la desconfianza. Sería dar más voz a aquellos que hacen del odio al otro su negocio político. Seríamos partícipes de esta catástrofe.
Queremos acoger a los refugiados y debemos poder contar con nuestros políticos para que nos ayuden a hacerlo.